En la aburrida tarde después de clase, dos niños jugaban al póquer. El contacto físico y el contacto visual inadvertidos tocaron a uno de los niños. Juego tras juego, tiene una hermosa imaginación a partir de este sentimiento indescriptible y siente que todos los toques sutiles parecen bailar. Sin embargo, es que en este juego donde los gais se obsesionan con los hombres heterosexuales, finalmente tiene que afrontar el momento en que el baile termina…